Todos
ocupamos un maestro Fletcher en nuestras vidas, o al menos yo ocupo a Fletcher
en mi vida para poder quitarme esta cobardía que no puedo evadir.
La vida es
mucho más fácil cuando niegas y rechazas a personas/sentimientos solamente para
estar dentro de tu mundo, pero de repente llega algo que no esperabas, pero ese
algo es una cosa que no podrá ser tuya, lo malo de pensar en todos los lados de
la ecuación es que sabes cuáles serán los malos, de cómo se puede perder una
amistad por decir algo que solamente se siente por un lado de la calle.
Cuando dejas
de soñar, es más fácil sobrellevar todo especialmente cuando se trata de
sentimientos, pero que se hace cuando tu mente después de muchos años no hace
lo que naturalmente hacía, y empieza a imaginar escenarios donde la otra
persona con una sola palabra te hace sonreír, pero sabes que realmente esa
palabra nunca llegara y vuelves a la realidad instantáneamente.
Dentro de
mi cerebro hay dos bandos en los cuales se están pelando constantemente, está el
bando que ha ganado sin ningún problema desde hace muchos años el que le dice “fuck
it” a cualquier situación de la vida, y esta el nuevo, el que dice “vale la
pena decirlo y salir herido, que nunca decir las palabras y embotellar las
cosas para torturarte en un futuro”, pero a pesar de saber que dicen ambos
lados, solamente te queda la cobardía de aceptar a ti mismo que ella está fuera
de tu alcance, que no importa que hagas puede que nunca se fije en ti de esa
manera, que a pesar de varios años olvidarte de esta incertidumbre, de negarla,
de escapar en cuanto sucede, solamente siga apareciendo cuando hablas con ella,
cuando la vez pones el mejor pokerface que puedes porque es más fácil poner una
fachada que aceptar y decir lo que realmente sientes por esa persona, que es
mucho más fácil escribirlo aquí en la seguridad de la computadora y creer que
nunca llegara a leer esto, que no sabrá que la forma en que sale su oreja de su
cabello es de las cosas más hermosas que puedes ver, que causarle una sonrisa
me da una sonrisa, que realmente me pone nervioso cada vez que estoy con ella
para no decir nada o dar a entender lo que sientes por ella, que soy un cobarde realmente y no poder
decirle nada de esto.
Todos
ocupamos un maestro Fletcher en nuestras vidas, para poder hacer lo que puedes
hacer, que te quite las dudas y te de unas cachetadas al no estar en su tempo,
al no estar en tu propio tempo, porque cuando tienes esa duda dentro de ti, esa
incertidumbre, esa cobardía, nunca podrás estar al tempo que mereces estar.